Junior Flores, un anzoatiguense que quiere aprovechar el chance de jugar con Gladiadores

Junior Flores es ese tipo de atletas que muy pocas veces nos vamos a encontrar en el camino, ya que posee una notable personalidad serena, una increíble capacidad de sosiego y todas las ganas de trabajar por sus metas, propósitos e ideales.
Características muy importantes que deberían acompañar a cada ser humano que practica algún deporte, tal y como es el caso del jugador de Gladiadores de Anzoátegui en la Superliga Profesional de Baloncesto (SPB).
La vida se ha encargado de enseñarle las lecciones más básicas, bien sea a través de momentos duros, o simplemente haciendo lo que más le apasiona: jugar baloncesto.
Y con mucha inteligencia, visión y madurez, Junior ha sabido quedarse con ellas para seguir creciendo y dándolo todo no sólo como persona, sino también como jugador profesional de basketball.
Llegó la hora de conocer un poco más acerca de la historia de este jugador, quien compartió parte de su vida y su trayectoria con el departamento de prensa de Gladiadores de Anzoátegui mediante una fluida y agradable conversación en cancha.
Lugar de nacimiento de Flores
Nació en Barcelona, de la generación del 1994. Y si le toca autodefinirse o brindar una breve descripción acerca de su persona, nos cuenta que se considera un muchacho tranquilo, de su casa, y de muy poco salir. Por el contrario, en lugar de fiestas, prefiere los deportes.
“Me gustar más estar en la cancha y con los muchachos del barrio”, resalta Junior.
Incluso, similar a los casos de otros jugadores, admite que, desde pequeño, sentía más atracción hacia el fútbol.
Y entre carcajadas cuenta que “también siendo un niño, me inscribieron en una academia de béisbol, pero no duré ni siquiera una semana. Me retiré porque me metieron un pelotazo en la cara. Ahí me di cuenta de que eso no era lo mío”. Pero tampoco Junior pensó que el baloncesto iba a formar parte de su vida.
Más detalles del basquetero
Sin embargo, relata que los muchachos del barrio siempre lo invitaban a la cancha para motivarlo.
“En comparación con el resto de mis amigos, yo era mucho más alto. Entonces comencé a jugar baloncesto como a los 13–14 años y, la verdad, me fue gustando. Ellos siempre me decían:
—Mira, vamos a jugar un 3 pa’ 3.
—¡Epa! Vamos a caimanear—, explicó Junior.
“Y nada… Yo me iba a jugar”, dijo.
Incluso, aclara que se trataba de una cancha improvisada: un aro, la carretera como tabloncillo, y “¡a jugar descalzos se ha dicho!”.
Asimismo, no solamente jugaba baloncesto, sino también la infaltable “pelotica e’ goma” y la popular “chapita”, tan característica de los venezolanos.
Escrito por: Valentina Rausseo Rojas | Prensa Gladiadores de Anzoátegui
Foto: Prensa Gladiadores de Anzoátegui